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Los Evangelios de Mateo, Lucas, y Juan nos dicen todo lo que sabemos acerca de José, el esposo de la madre de Jesús, María. Pero la importancia de la parte de José en el plan de Dios se encuentra por primera vez en el libro de Isaías en el Antiguo Testamento. Por medio del profeta Isaías, Dios promete enviar un Mesías para salvar a todas las personas. El Salvador vendrá de la “casa de David”, lo que significa que va a ser un antepasado del rey David. Tanto los Evangelios de Mateo como de Lucas nos dicen que José era de la familia de David.

¡Imagínese cómo su vida cambiaría si tuviera que ir a una tierra desconocida a más de 6.000 millas de distancia! Eso es lo que le pasó a Toribio de Mogrovejo, nacido en 1538. Él era un juez respetado y profesor de Derecho de España. Un día, el rey Felipe II, que era jefe de la Iglesia en España, lo nombró arzobispo de Lima, Perú. Toribio dijo al rey y al papa que ¡él nunca había estado en América del Sur y que ni siquiera era sacerdote! Sin embargo, la decisión había sido tomada. La Iglesia en el Perú necesitaba un hombre santo para conducir al pueblo más cerca de Cristo. Toribio fue ordenado sacerdote y obispo, y pronto se embarcó rumbo a su nueva tierra.

Vicente Ferrer, el predicador más dotado de su tiempo, a menudo daba sus sermones al aire libre porque no había iglesia que pudiera contener a las enormes multitudes que venían a escucharlo hablar sobre el amor y el perdón de Dios.

El hombre que ahora llamamos el "San Francisco de las Américas", comenzó su vida en 1626, creciendo como un pobre pastor en las Islas Canarias. A menudo vivía en una cueva. Mientras cuidaba de las ovejas, pasaba su tiempo acercándose a Dios en oración. Tenía ganas de viajar a Ciudad Guatemala, donde esperaba ganarse mejor la vida.

Marcos era un evangelista, uno de los cuatro hombres que escribieron los Evangelios que se encuentran en el Nuevo Testamento. El Evangelio de Marcos fue escrito primero y es la descripción más corta de la vida, muerte, Resurrección, y ascensión de Jesús. Los escritos de Marcos ayudaron a Mateo y a Lucas a escribir sus Evangelios.

Nacido en 1864 y criado en una gran granja de familia en España, José entró en el seminario en 1876 cuando sólo tenía 12 años. Después de su ordenación en 1887, trabajó como párroco y fue profesor en el seminario de Madrid.

Felipe y Santiago el Mayor fueron ambos apóstoles llamados por Jesús a seguirlo y a continuar su labor de edificar el Reino de Dios. Su fiesta se celebra el mismo día porque aunque murieron en diferentes fechas y lugares, los cuerpos fueron trasladados y están enterrados juntos en la Basílica de los Santos Apóstoles de Roma.

No siempre es fácil ser distinto que los demás, pero Domingo, nacido en 1842, era diferente. Incluso cuando era niño, tenía una fe bien grande. Sus padres le enseñaron lo importante que era para él poner a Jesús primero en su vida. Tenían otra meta para Domingo. Querían que él aprendiera a leer y escribir, algo que ellos no podían hacer. No podían pagar para enviar a Domingo a un internado, y no había escuelas públicas en su pequeño pueblo italiano de San Giovanni di Riva. Domingo pasó sus días en las calles. No parecía que iba a tener un buen futuro.

Damián nació José de Veuster en Tremelo, Bélgica, en 1840. A los 13 años, tuvo que dejar la escuela para trabajar en la granja familiar. A los 19, ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Como miembro de esta comunidad religiosa, tomó el nombre de Damián. Él escogió este nombre en honor de un médico mártir del siglo IV.

Los otros peones pensaban que Isidro era perezoso y les causaba trabajo extra. Al igual que ellos, Isidro fue jornalero en una finca rica en Madrid, España, hace unos mil años. Como Isidro se tomaba el tiempo para ir a misa antes de ir a trabajar, los demás agricultores pensaban que estaban haciendo algo de su parte del trabajo. Y eso no les gustaba. Lo que no sabían es que Isidro tenía un poco de ayuda extra, pero ¡no era de parte de ellos!