Toribio Alfonso Mogrovejo (Español)

Turibius Fiesta: 23 de marzo
Canonizado:  2 de julio, 1679
Beatificado: 10 de diciembre, 1726

¡Imagínese cómo su vida cambiaría si tuviera que ir a una tierra desconocida a más de 6.000 millas de distancia! Eso es lo que le pasó a Toribio de Mogrovejo, nacido en 1538. Él era un juez respetado y profesor de Derecho de España. Un día, el rey Felipe II, que era jefe de la Iglesia en España, lo nombró arzobispo de Lima, Perú. Toribio dijo al rey y al papa que ¡él nunca había estado en América del Sur y que ni siquiera era sacerdote! Sin embargo, la decisión había sido tomada. La Iglesia en el Perú necesitaba un hombre santo para conducir al pueblo más cerca de Cristo. Toribio fue ordenado sacerdote y obispo, y pronto se embarcó rumbo a su nueva tierra.

Cuando llegó a Lima, se sorprendió por lo que encontró. Los sacerdotes no estaban cuidando a su pueblo. Los pobres estaban siendo desatendidos. Terratenientes españoles ricos habían esclavizado a muchos de los pueblos originarios de Perú y los trataban con crueldad. Toribio vio que había mucho trabajo por hacer.

Toribio decidió visitar todas las parroquias en su nueva tierra. A veces montaba una mula de un lugar a otro, pero sobre todo viajaba a pie. Su viaje a través de la diócesis le llevó siete largos años . En cada parroquia, reunía al pueblo para celebrar los sacramentos. Predicaba sobre el amor de Dios y cómo seguir a Jesús. Dormía en el piso de tierra en las casas de las familias católicas, y comía la comida que la gente pobre, pero fiel, podían proporcionar. Aprendió los diferentes idiomas hablados por su pueblo para poder hablar con ellos en palabras que ellos pudieran entender.

Toribio respondía a las necesidades que veía. Supervisó la construcción de muchas iglesias, escuelas y hospitales. Un catecismo fue escrito en diferentes idiomas peruanos para que adultos y niños pudieran crecer en su fe y también aprender a leer y escribir. El primer seminario en el Nuevo Mundo se inauguró en Lima en 1591 para que nuevos sacerdotes se pudieran formar. Dondequiera que iba, Toribio se pronunciaba contra el tratamiento injusto de los pobres. Las personas en el poder escuchaban a Toribio porque él siempre hablaba con amor y animaba a todos a actuar con amor.

Toribio murió en 1606 durante una visita a una de sus parroquias en un pequeño pueblo de montaña. Fue canonizado en 1726. Lo honramos como santo porque él respondió al llamado de Dios para servir a los demás. Al igual que Jesús, él fue un buen pastor para su pueblo. Podemos seguir el ejemplo Toribio al respetar a las personas de todas las culturas y al tratar a todos como hijos de Dios

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